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El atardecer de un Imperio, su lento ocaso, fue también principio de una nueva Roma.Finales del siglo III d.C.: Flavio Constancio, joven y prometedor soldado, antes de partir en campaña hacia Palmira, deja a Helena, su joven esposa embarazada, camino de la ciudad de Naissus con la única compañía de una joven esclava. Las dos mujeres deberán sobrevivir sin ayuda y con muy pocos medios, con la incertidumbre de si Constancio volverá a buscarlas. En profunda soledad y al borde de la pobreza, Helena dará a luz a un niño, Constantino, que estará llamado a ser el último gran emperador de Roma. Perdida la pista de su esposa e hijo, Flavio Constancio se dedica enteramente a su carrera militar y política, estableciendo poderosos lazos con el emperador Caro y su familia, lo que le permite obtener el gobierno de la provincia de Dalmacia y hacer vida en Salona, en donde conocerá a Valerio Diocles, influyente oficial y futuro emperador. Entre la ambición y la culpa, ignorante de futuros reencuentros, discurre la vida del gobernador mientras Helena y el joven Constantino luchan por sobrevivir frente a la adversidad. Carlos