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El día 31 de marzo de 1492 los Reyes Católicos firmaron una provisión real que ordenaba «a todos los judíos y judías, de cualquier edad que sean, que viven y moran y están en los dichos nuestros reinos y señoríos, así los naturales como los no naturales (...) salgan de todos los dichos nuestros reinos y señoríos con sus hijos e hijas y criados y criadas y familiares judíos, así grandes como pequeños, de cualquier edad que sean...». Aquella decisión suponía la expulsión de miles de judíos de una tierra a la que llamaban Sefarad y que también era su patria. Tras ellos dejaban una pasado en el que la literatura, la astronomía, la cábala, la medicina, la poesía y la filosofía habían alcanzado las más excelsas cimas. Ellos habían sido, además, el puente que permitió que la sabiduría árabe llegara a Europa gracias a su labor como traductores. Aquel decreto olvidaba la aportación de figuras como Maimónides, Hasday ibn Saprut o Moisés de León, a quien se atribuye la redacción del del Libro del Esplendor, una de las obras cumbre de la Cábala.